Escultura, Arte y Música

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lunes, 5 de marzo de 2012

La trastienda

No soy nada original al afirmar que vivimos actualmente en una situación difícil.
Cuando las circunstancias de la vida nos son adversas, tenemos el hábito de criticar todo lo que nos rodea y pensar mal del prójimo, que es uno de los deportes nacionales cuando nuestra situación económica no nos es favorable.
El mundo de la cultura, y en particular, las artes plásticas, han sufrido desde hace tiempo recortes presupuestarios públicos y llevo tiempo escuchando críticas relacionadas con la convocatoria de certámenes o concursos realizados por las pocas instituciones o ayuntamientos que aún siguen patrocinando este tipo de eventos.
¡Ya estamos! ¡El ayuntamiento colocando esculturas de algún “amiguete” y premiando con 4000€ ese cuadro que no hay por dónde cogerlo!
Pero, ¿Es  necesario que esta ciudad se gaste dinero en chorradas?
Estos comentarios son muy comunes, y no ahora, incluso antes de la crisis.
Al igual que esta sociedad hay numerosas formas de trabajo, creo que el oficio del artista plástico es tan honrado como cualquier otro.
¡Si! Hay recortes generalizados y las inversiones bajan, pero, ¿por qué en cultura desaparecen esas inversiones?
Con esto, no quiero decir que la cultura tenga que estar subvencionada, pues creo que en cuanto un artista está amparado por una serie de redes de subvenciones, pierde en gran medida su condición de artista.
Lo que si se puede hacer, como en algunos países europeos es ayudar a la inversión en arte.
Así sale beneficiado el artista, su proveedor de materiales, el galerista, imprentas, medios de comunicación, arrendatarios de naves y locales, compañía de luz y agua, gestores, y más y más y más profesionales que viven de la labor de otros. Como ha sido a lo largo de la historia.

Cuando un artista deja su actividad, él quizás sea el que menos pierde.
  

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