Escultura, Arte y Música

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jueves, 4 de julio de 2013

A quien corresponda...


Agosto de 2009, tras un tiempo de demora (en el cual el Ayuntamiento de Ávila decide dónde ubicar la escultura en cuestión), por fin es instalada. Unos días más tarde se le aplica un chorro de arena a la pieza para que comience a oxidar de manera uniforme. Parece que la cosa va bien y la escultura va cogiendo una buena pátina. Tan solo queda acondicionar el suelo y tapar el hormigonado de la zapata con tierra, para que vaya creciendo hierba y se iguale con el entorno.

La escultura está instalada en su lugar, está cobrada y podría parecer que está terminada.

Julio de 2013, casi cuatro años han pasado y lamentándolo mucho, no puedo decir que doy por terminada la escultura.

No entiendo las razones que puede tener el Ayuntamiento de Ávila para no terminar de acondicionar el terreno, por mi parte me he puesto en contacto con ellos hace tiempo y no encuentro respuesta de ningún tipo.

No se trata de enlosar el suelo, ni de poner bancos alrededor, ni de gastar un dineral en parafernalias que no van a ningún sitio. Simplemente es cubrir de algo tan barato como la tierra, la base de la escultura, y eso no creo que el ciudadano lo note en sus bolsillos.

A veces me dan ganas de llenarme los míos de tierra e ir arrojándola por ese hormigón, como todos hemos visto en algunas películas carcelarias, pero ese no es mi cometido, esta tarea la debería hacer quien encargó la obra, y quien debería respetar lo que pagó.

A lo mejor estoy equivocado y todo es cuestión de tiempo, y este es un tipo de hormigón que permite el crecimiento de hierba o, a lo mejor, y probablemente sea así, este se termine mimetizando.

Yo no doy por terminada la escultura porque falta integrarse por completo en su entorno y no me puedo creer que algo tan evidente no llame la atención a nadie.

Si cuidamos otros entornos de esculturas instaladas en otros lugares ¿Qué tiene esta escultura a diferencia de otras? ¿La obra en sí? ¿El autor? ¿Su ubicación?

Si es esta última pregunta, considero que aún más motivo para hacerlo, pues esta es de las pocas esculturas que hay en Ávila que son “transitables”, a diferencia de otras que se sitúan en rotondas.

Por mi parte seguiré esperando, confiando que algún día, el encargado de estas cosas decida echar un poco de tierra.
 

 
 


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