Escultura, Arte y Música

Escultura, Arte y Música



jueves, 27 de septiembre de 2012

¿Nuestra percepción del arte es libre o sufre una manipulación externa? I

Introducción:

Observar y comprender el arte requiere de una sensibilidad que no siempre está presente en todos los receptores.
La educación recibida, la influencia de tu entorno y la formación académica siempre están presentes, ante lo que tienes frente a tus ojos.
Sobre gustos hay mucho escrito, y no precisamente en libros dedicados al gozo humano, y encontramos este gusto y sensibilidad en la formación personal.
Visitar exposiciones, leer y ojear libros de arte o viajar, ayudan al ser humano a potenciar una sensibilidad imprescindible para enfrentarse al arte.
No cabe duda, que hay personas sin formación académica, personas que no han vivido en un ambiente artístico, que tienen un “paladar” exquisito a la hora de observar una obra de arte.
También sucede, que cuando eres joven, las cosas que te gustan y tus inquietudes son diferentes, vas aprendiendo y viendo cada vez más cosas, y por lo tanto vas madurando.
Aquello que tanto te gustaba, hoy lo tienes simplemente en el recuerdo, y aquellas ideas que defendías, hoy no tienen sentido. El pasado es parte de la educación personal, de tu vida, y no hay que negarlo nunca, pues de absolutamente todo se aprende.
Una buena percepción artística requiere de una buena educación. Con estas palabras no me contradigo en lo que señalaba anteriormente en cuanto a las personas sin formación académica. Simplemente éstas, son más influenciables por elementos externos.
En determinados momentos surgen noticias de artistas por cualquier motivo, una exposición, un aniversario, un fallecimiento, una subasta… Estas noticias convierten a un autor desconocido por el gran público, en un artista popular. Su obra de repente adquiere un valor tremendo y es conocida por personas que no se habrían acercado nunca a su arte.

¿Hasta que punto eso es bueno? ¿El  ARTE, puede estar de moda?

La verdadera libertad la da el conocimiento.
Cuanta más formación tienes, menos influenciable eres, tu percepción es cada vez más personal y lo que opinen los demás no cambia tu gusto, pero...

...con respecto al título del post, mi opinión es que si, se sufre manipulación externa. Esta puede ser provocada y natural. La provocada influye sobre todo a la persona con escasos conocimientos y la natural a todo tipo de público. Dentro de la natural estaría la manipulación directa, dependiendo si esta ha sido provocada por el conocimiento a fondo del autor, por momentos o situaciones vividas, por modas o por causas personales, (Entrada de marzo Preguntas…) En cuanto a la manipulación indirecta, nuestra percepción puede variar dependiendo del grado de conocimiento de la expresión artística en particular. Un pintor, que sabe de técnicas pictóricas, analiza la obra de otro de distinta manera que un aficionado a la pintura. Yo como escultor, no veo de igual forma una escena de ballet, que un profesional que se dedica a ello.

Más adelante ampliaré estos pensamientos, que por otro lado los escribo desde un estado de ánimo, mañana quien sabe qué pasará, si lo que escribo es fruto de una manipulación directa o indirecta...

 

 

martes, 25 de septiembre de 2012

Un cuadro en blanco


Hace unos días apareció en mi casa un pequeño marco negro con cristal, de unos veinte centímetros de lado. Uno de esos marcos comprado en una gran cadena del norte de Europa que tenemos en las grandes capitales de España.
Bueno, ese marco vacío estaba esperando un pequeño dibujo o una fotografía, para ser colocado en un lugar de mi casa.
Probé con algunas cosas que tenía, pero no encontré lo más indicado,  así que permaneció un tiempo guardado.
En un anterior post, comenté la situación en la que vivíamos, y lo que afectaba a la creación. Decía que estos momentos son los que te hacen crear con más fuerza, como ha pasado históricamente. Numerosas cosas te pasan por la cabeza que se ven plasmadas en una obra, pero llega el momento en el que la cabeza se te desborda.
Quien ha estudiado algo de color ha visto cómo una ruleta dividida en tres partes con los colores luz primarios, al ser girada con fuerza surge el blanco.
Así nos sentimos muchas personas que se dedican a la creación. Tenemos el material, el color, las ideas y las ganas de crear, pero cuando se entremezclan al vivir una situación frenética, nos quedamos en blanco. Hay tanto que decir y expresar que no sabes cómo.
Estas cosas son las que generan nuevas tendencias, pero cuando, desde mi punto de vista todo está inventado, es difícil.
Ese pequeño marco que encontré, tenía un fondo blanco y ví en él todo lo que me estaba pasando, lo abrí, firmé sobre ese fondo vacío y lo volví a cerrar.
Lo he colgado en una pared de mi casa, no tiene ningún valor económico, tampoco artístico, quien lo vea pensará que estoy chalado, me da igual, a mi que dice muchas cosas. Lo vacía que está la cultura en estos momentos, la dejadez institucional, la ignorancia, la pobreza educativa, el estado del arte, el cierre de galerías…

He de decir, que con esto no invento nada, ya que lo hicieron antes. A mí, al dejarlo plasmado y al observarlo de vez en cuando, quizá me ayude a volver al taller con esa fuerza que todos necesitamos en momentos difíciles. 

viernes, 21 de septiembre de 2012

The Great Gig in the Sky


Han pasado casi cuarenta años desde que Pink Floyd sacara al mercado uno de los mejores discos de la historia.
Dark Side of the Moon es un disco impecable, y con un trabajo técnico dirigido por Alan Parsons que no deja indiferente a nadie. Los diez temas que contiene el disco forman un todo para deleitarse de principio a fin.
Reconozco que mi nivel de inglés es muy bajo, y aunque tenga que recurrir a traducir ciertas letras para entender lo que los autores cantan, no me hace falta saber que es lo que me dicen literalmente.
Es cierto que cuando conoces las letras de las canciones es una aportación que hace más grande el tema.
Cuando una canción penetra en tus entrañas lo hace totalmente, letra, música, interpretación…

En Dark Side of the Moon, como en otros discos de Pink Floyd hay canciones que se repiten concierto tras concierto, y es una de ellas, The Great Gig in the Sky una de esas canciones que nunca me canso de escuchar, y si además tienes la oportunidad de escúcharlo en vivo, te quedas sin palabras.
The Great Gig in the Sky fue un tema concebido por Richard Wright  en el que en un principio no incluía voz femenina. Un tiempo más tarde encargaron a Claire Torry que pusiera su voz. La única pauta fue, que pensara en algo horrible o en la muerte. La improvisación de la cantante sorprendió al grupo, a pesar de que ella salió del estudio avergonzada pensando en que no les gustaría.
La voz de Claire Torry se incluyó en la canción definitivamente, y debido a su éxito Pink Floyd se vio obligado a llevar en sus conciertos un coro para la interpretación del tema.
En la parte de la canción donde ellas entran, no hay letra, no hace falta. La interpretación es tan soberbia que sin decir nada, te están diciendo todo.

El día que me toque ir hacia esa luz blanca, ese día que a todos nos llegará, me gustaría oír ese lamento y esas voces mientras me acerco al final del túnel  The Great Gig in the Sky.  
 
 
 
 

    

lunes, 17 de septiembre de 2012

El arte es para disfrutarlo


Recorría el pasillo de la casa de mis amigos y veía cuadros colgados con pinturas de lo más variado. Me llamaba la atención especialmente aquellas escenas de caza en la que unos perros perseguían a un ciervo. Escenas que por otro lado se repetían en diferentes casas, variando en cuanto a la composición del cuadro. Unas veces eran dos ciervos los perseguidos, otras, los perseguidores eran unos jinetes ingleses acompañados por una jauría de perros. En definitiva, cuadros que parecían pintados por la misma persona.
Yo no entendía por qué en mi casa no había este tipo de cuadros. Quizá mis padres no tuvieron la oportunidad de adquirir alguno, quizá no les gustase, o quien sabe, a lo mejor, el “prolífico artista” agotó su “ingenio”…

Con los años descubrí mis dudas.

Me acuerdo de aquellos espejos circulares que se ponían en las entradas, espejos que en ocasiones tenían múltiples brazos simulando el astro rey, tapices con escenas similares a las citadas anteriormente o con ambientes campestres…
Los más avanzados, tenían reproducciones de cuadros de los clásicos, relieves en estaño y alguna que otra figura de porcelana de dimensiones considerables.
Tuve amigos y compañeros de colegio de diferentes estados sociales, y curiosamente en sus casas había algo de todo esto. El mismo cuadro adquiría un valor u otro dependiendo de la estancia donde se encontraba. No era lo mismo tenerlo en el pasillo, en la entrada o en el salón, dónde su protagonismo era total.
Como digo, el poder adquisitivo de las familias no variaba los gustos de entonces. Había lo que había, y la decoración de las casas, en cierta medida se basaba en las pocas revistas de decoración existentes y en lo que se veía en las películas.

Pasados los años la cosa no ha cambiado tanto. Las escenas de caza se han sustituido por fotografías de paisajes urbanos en blanco y negro, a poder ser de Nueva York, los espejos, ahora son cuadros abstractos realizados en serie, adquiridos en tiendas de decoración, y las figuras de porcelana han dejado paso a esculturillas étnicas…
Me diréis que no todo el mundo ha vestido su casa de igual forma, y es cierto. Lo que no podréis negar es que todos tenemos muchos conocidos que decoran su hogar de igual manera.
Si, afortunadamente, hay personas que cuando adquieren un cuadro lo hacen porque realmente les gusta, no pensando en que sus colores le hacen juego con las cortinas. Cada vez hay más apasionados del arte, que invierten parte de sus ahorros en obras originales, sin importarles si es del agrado de su vecino o si son de un autor reconocido.
El arte es para disfrutarlo, y no para decorar un espacio. Cuando adquieres una obra, comienza a formar parte de tu vida, creándose un vínculo entre el artista y el nuevo dueño, (al igual que tus hijos, que son parte de ti, no decoran tu vida). Muchas veces no conoceremos al artista personalmente, pero sabemos que lo que ahora tenemos es parte de él. Cosa que no sucede con los objetos decorativos hechos en serie.



 

sábado, 8 de septiembre de 2012

Conversaciones con el Maestro Eduardo Capa


Han pasado ya unos cuantos años desde que Capa Esculturas me recibiera como autor en las galerías que posee en Madrid y Bruselas.

Cuando estaba estudiando, había oído hablar de Capa Esculturas, de su fundición y su trayectoria, que avalaba a una empresa, para mí en esos momentos tan lejana.

No fue hasta unos años más tarde de terminar mis estudios, cuando mi labor de diseñador de interiores fue dejando paso a lo que hoy en día es mi actividad y mi pasión. La escultura.
En los años que pasé realizando decoraciones siempre traté de incorporar en los proyectos, elementos escultóricos como parte de un todo. En ocasiones las esculturas que realizaba eran obras meramente decorativas, otras por el contrario eran claves para entender el proyecto.
Con el paso del tiempo, y al no encontrar los elementos lumínicos adecuados, opté por diseñarlos y realizarlos yo mismo.
Lo que son las cosas del destino o la casualidad. Esto me adentró en un gremio que conocía por las ferias de artesanía que se realizaban en mi ciudad.
Incorporado de lleno en la artesanía, comencé a participar en ferias con una buena aceptación de mis lámparas y apliques.
En mi stand siempre diferencié lo artesano con lo artístico, llevando siempre a las ferias las esculturas que realizaba en el taller.
Evidentemente, mi experiencia como escultor quedaba plasmada en los diseños de las lámparas y otros objetos que realizaba.
Fue la escultura, la que me acercó a Capa. Escultura de la que disfrutaba cada vez más.
Una vecina de la casa de mis padres, que era pintora, se pasaba habitualmente por mi stand a ver la última obra que tenía en esos momentos, observaba las piezas con gran cariño y adquiría de vez en cuando alguna.
Un día me acercó al stand la dirección de una galería de escultura, relativamente nueva que se encontraba en Madrid, y que ella habitualmente visitaba. Me comentó que les había hablado de mí, de la escultura que hacía, y que si admitían nuevos autores.
Con la dirección en mi poder, preparé un dossier de fotografías de esculturas y una carta de presentación. Unos meses más tarde me uní a las galerías de Capa Esculturas.
Gracias a “Mariló”, entré en Capa, no porque ella me recomendara y no porque conociera allí a nadie. Simplemente era una apasionada del arte, creyó en mi escultura y me proporcionó ese consejo, ese pequeño empujón que a veces necesitamos en determinados momentos.

Ya dentro de Capa Esculturas, he tenido la oportunidad de conocer, aparte de a su personal,  una de las pocas galerías que vuelcan su esfuerzo en la escultura.
El alma de esta empresa es Eduardo Capa, que a pesar de no conocerle personalmente, para mí es suficiente saber del trabajo que ha hecho en este país por la escultura.  

Os dejo un enlace muy interesante de unas conversaciones con el maestro Eduardo Capa, merece la pena.

                                                     http://vimeo.com/9572466

miércoles, 5 de septiembre de 2012

¿Concursos bajo pseudónimo?


Los diferentes concursos de artes plásticas o de escultura que se desarrollan a nivel nacional e internacional forman parte del trabajo que realizan algunas   personas que se dedican a este mundo tan complicado como es el del arte.

Son numerosas las instituciones de ámbito público y privado que convocan este tipo de concursos, (tristemente cada vez menos) que ayudan a un artista a seguir adelante con su obra.

La participación en los concursos requiere un esfuerzo que en ocasiones no se ve recompensado, pues aparte de la realización de la obra, el artista tiene que enviar la obra al lugar donde se desarrolla el certamen. Esto no es barato, lo hagas tú mismo o mediante agencia de transporte.
Si además tu obra no es seleccionada, la sensación de fracaso aparece.
Realización de obra, envío y recogida…
Normalmente el artista se suele presentar a concursos, que bien por su trayectoria (años de realización, catálogos anteriores…), el premio o el lugar donde se desarrolla convienen más al tipo de obra que realiza.
El objetivo es que el jurado seleccione tu obra para optar a premio. Jurados que son diferentes o con visiones del arte, en ocasiones similares a la tuya.
Cuando te presentas a un concurso, aparte de la obra adjuntas un currículo que también visiona el jurado. Esto puede aumentar tus posibilidades o por el contrario disminuir la valoración de la obra presentada. Particularmente yo soy más partidario de que los jurados valoren exclusivamente la obra, dejando a un lado quien la realice.
Para mí, participar en un certamen con pseudónimo es lo más acertado, y ese es el caso que os detallo a continuación.
En un concurso de una ciudad cualquiera, se presentó un escultor bajo  pseudónimo (en las bases no se especificaba si la obra tenía que estar bajo pseudónimo o no). El escultor eligió el nombre de Paul Gallagher, un nombre extranjero.
Los medios de comunicación locales informaron que el jurado se reuniría la tarde de un día determinado y el escultor esperó pacientemente. Este, que unos años antes había recibido este mismo premio, sabía que si su obra resultaba premiada se lo comunicarían por teléfono esa misma tarde. Como digo, el escultor aguardó pacientemente en su taller esperando una posible llamada. Su intención era dejar sonar el teléfono, pues siempre queda la duda de que si en las bases no estaba especificado lo del pseudónimo rechazarían la obra. Él quería que los medios de comunicación sacaran la noticia antes de que el jurado se lo comunicase, así, pensaba él que el jurado no daría marcha atrás en su veredicto.
Sonó el teléfono en repetidas ocasiones, de un número desconocido por el escultor, y este, como tenía pensado no lo descolgó. No sabía si esa llamada era una buena noticia o alguien que se había equivocado.
No fue hasta que llegó por la noche a su domicilio y vio en un periódico digital la siguiente noticia:

 “La abstracción de Paul Gallagher se lleva el Premio de escultura ciudad de …”

Sorprendido y la vez contento, el escultor se paró un momento y analizó la situación. La obra había ganado y había que desvelar su nombre.
En un primer momento pensó en dejar pasar los días, luego recapacitó y llamó por teléfono a ese número que había sonado en repetidas ocasiones.

“-Hola buenas noches tengo varias llamadas de este número de teléfono…
-¿Paul?, respondieron.
- No, soy Santiago López.
- ¿Cómo?
- Si, soy Santiago López.
- Pero, pero… ¿Cómo es posible? ¿Otra vez?
-  Si soy yo, este año decidí presentarme bajo pseudónimo.  
- Pero bueno ¡que sorpresa!...
La conversación se mantuvo durante unos minutos…

A primera hora del día siguiente, le llamaron de una emisora de radio para concertar una entrevista, (los medios aún pensaban que el ganador había sido un extranjero). El escultor desveló al periodista su verdadera identidad, y le pidió que no sacara la noticia hasta que fuese el gabinete de prensa del Ayuntamiento quien lo hiciese.
Así fue, y los medios de comunicación rectificaron la noticia.

 “…El consistorio ha aclarado este dato después de que ayer difundiera el nombre de Paul Gallagher como ganador de la distinción, aunque más tarde descubrió que se trataba de un pseudónimo, cuando le comunicaron que había obtenido el galardón.
Santiago López Fernández, que ha recibido este reconocimiento por su pieza titulada 'Luz y sombra', ya resultó premiado en la edición de 2001 de este mismo certamen…”

Como habréis adivinado, ese escultor era yo mismo. Mi satisfacción por haber conseguido el premio fue mayúscula, pues se valoró la obra. Aunque siempre me quedará la duda de que si el pseudónimo hubiera sido un nombre español o simplemente el mio propio, el jurado habría actuado de igual manera.

Al año siguiente, al convocar el concurso, los responsables del mismo, cuando comunicaron las bases, incluyeron dos puntos nuevos. El primero era que no se podrían presentar autores que hubieran recibido premio en los cinco años anteriores, y en segundo punto era que la obra tenía que estar firmada por el autor y que no se permitiría el uso de pseudónimo.
Esta experiencia, que no deja de ser una anécdota más, así como otras que suceden en los concursos de artes plásticas, te hace plantear si realmente son justos determinados certámenes, puesto que en ocasiones no sabes realmente que es lo que valoran los jurados.

Por mi parte considero que no actué mal en ningún momento, puesto que quiero pensar que se valoró lo que se tenía que valorar. La obra.  

 

 

 

 

 

sábado, 1 de septiembre de 2012

Cuando dos grandes se unen...

Hoy 1 de Septiembre comenzamos una nueva etapa. Subidas de IVA, final de verano y comienzo de curso para los escolares.
Hoy 1 de Septiembre la tristeza se apodera de nosotros al ver finalizada una temporada con amigos.
En numerosas ocasiones son amigos los que se reunen para ejercer alguna actividad, y esa actividad es grandiosa cuando lo que están haciendo es para deleite de todo el mundo.
Os dejo con algo así. Una versión de tantas que Clapton hizo de "Layla", esta vez con Wynton Marsalis.
Espero que este tema os haga olvidaros, aunque sea por unos minutos, de lo que se nos avecina. A mi, estas cosas me ayudan a pasar los momentos difíciles.
Lo sublime te hace olvidar...