Escultura, Arte y Música

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viernes, 7 de diciembre de 2012

La botella medio llena...


He terminado una escultura de acero que llevaba tiempo parada en el taller.

Una escultura que no sé por que motivo no funcionaba, tanto el movimiento y el equilibrio que buscaba en la pieza no respondía a mi idea original. Probablemente no era el momento de dar por acabada esta escultura.

Unos meses han transcurrido desde que la comenzara, y por fin he encontrado la solución para dar salida a esta obra. No he tenido que usar “cesárea”, y aunque la gestación ha sido larga, el “parto” ha merecido la pena  

No es la primera vez que me pasa, ni será la última. Es parte del oficio.

En ocasiones comienzas algo que no puedes dar por terminado en el momento que deseas, si estás condicionado por las prisas o por tu estado de ánimo.

En mi taller voy alternando obra “arrinconada” y obra nueva. Es mi manera de trabajar.

Estas obras “paradas” son las que más estudio tienen y las que más vueltas dan. Son obras que sabes que debes reservar, pues tienes la certeza que un día te darán gran satisfacción.

Quizá te han dado problemas, quebraderos de cabeza y has desperdiciado material, y lo que es más importante, “tiempo”. Más de una vez te hacen sentir un cierto fracaso, te bajan la moral y vuelves a casa con la sensación de vacío. 

Estas esculturas que han estado escondidas tanto tiempo, muchas veces son las más agradecidas. Han convivido en silencio, mientras otras iban saliendo del taller, han esperado pacientemente en un rincón, viendo como yo tomaba decisiones con respecto a otras esculturas.

Cuando alargas la mano para coger un pedazo de metal que está junto a ellas, cuando las apartas un instante para colocar material o cuando por un momento las vuelves a situar en el banco de trabajo, simplemente para observarlas, estás saben que aun no están preparadas, y son conscientes que  más tarde o más temprano saldrán a la luz.

No hay mal que por bien no venga, y estos momentos difíciles vienen bien para ir acumulando obra y para que esta, como otras muchas, reciban lentamente una pátina natural que otras esculturas no tienen la suerte de recoger.

Cuando la lluvia, la nieve, el hielo, el aire y el sol hagan su trabajo, solo me quedará presentarla en público, bien mediante un concurso o una exposición.
 
Ya lo iré decidiendo.

2 comentarios:

  1. Bueno, si a estas reflexiones les hubieses acompañado con una foto de la obra, nos habrías saciado la curiosidad :)
    Un abrazo.

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  2. Como digo al finalizar, yo he terminado, pero tienen que hacer su trabajo la lluvia, el hielo, el sol, el aire y la nieve. Todo a su debido tiempo Javier. Un abrazo

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