He terminado
una escultura de acero que llevaba tiempo parada en el taller.
Una escultura
que no sé por que motivo no funcionaba, tanto el movimiento y el equilibrio que
buscaba en la pieza no respondía a mi idea original. Probablemente no era el
momento de dar por acabada esta escultura.
Unos meses
han transcurrido desde que la comenzara, y por fin he encontrado la solución
para dar salida a esta obra. No he tenido que usar “cesárea”, y aunque la
gestación ha sido larga, el “parto” ha merecido la pena
No es la
primera vez que me pasa, ni será la última. Es parte del oficio.
En ocasiones
comienzas algo que no puedes dar por terminado en el momento que deseas, si estás
condicionado por las prisas o por tu estado de ánimo.
En mi taller
voy alternando obra “arrinconada” y obra nueva. Es mi manera de trabajar.
Estas obras
“paradas” son las que más estudio tienen y las que más vueltas dan. Son obras
que sabes que debes reservar, pues tienes la certeza que un día te darán gran
satisfacción.
Quizá te han
dado problemas, quebraderos de cabeza y has desperdiciado material, y lo que es
más importante, “tiempo”. Más de una vez te hacen sentir un cierto fracaso, te
bajan la moral y vuelves a casa con la sensación de vacío.
Estas
esculturas que han estado escondidas tanto tiempo, muchas veces son las más
agradecidas. Han convivido en silencio, mientras otras iban saliendo del
taller, han esperado pacientemente en un rincón, viendo como yo tomaba
decisiones con respecto a otras esculturas.
Cuando
alargas la mano para coger un pedazo de metal que está junto a ellas, cuando
las apartas un instante para colocar material o cuando por un momento las
vuelves a situar en el banco de trabajo, simplemente para observarlas, estás
saben que aun no están preparadas, y son conscientes que más tarde o más temprano saldrán a la luz.
No hay mal
que por bien no venga, y estos momentos difíciles vienen bien para ir
acumulando obra y para que esta, como otras muchas, reciban lentamente una
pátina natural que otras esculturas no tienen la suerte de recoger.
Cuando la
lluvia, la nieve, el hielo, el aire y el sol hagan su trabajo, solo me quedará
presentarla en público, bien mediante un concurso o una exposición.
Ya lo iré
decidiendo.
Bueno, si a estas reflexiones les hubieses acompañado con una foto de la obra, nos habrías saciado la curiosidad :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Como digo al finalizar, yo he terminado, pero tienen que hacer su trabajo la lluvia, el hielo, el sol, el aire y la nieve. Todo a su debido tiempo Javier. Un abrazo
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