Comienza
el curso escolar y uno, que de vez en cuando reflexiona sobre “la inutilidad
más necesaria,” que es el arte, y en general todo tipo de expresión artística,
sigue pensando que algo va mal cuando en los centros educativos, la enseñanza
de las humanidades poco a poco va desapareciendo.
La
sociedad avanza a pasos agigantados, dejando de lado algo tan importante como
son estas disciplinas y el respeto por lo que tenemos a nuestro alrededor.
Si
nos paráramos a observar el hábitat que nos rodea, descubriríamos las lecciones
que podemos aprender, como lo hicieran en el pasado sin tanta información
inútil y sobre todo, más sensibilidad.
Cada
uno en su entorno puede ver, pararse y descubrir lo que la naturaleza nos da,
en definitiva, leer lo que nos brinda.
Imagínate,
o mejor, visualiza ese árbol con el que te has cruzado recientemente. Es un
chopo, una especie de crecimiento rápido y hoja caduca, cuya madera no es muy
apreciada, pero es barata y no muy complicada de trabajar.
Ahora
piensa en un roble o en una encina, de crecimiento mucho más lento y de hoja
perenne, pero su madera es más apreciada y dura.
Hasta
aquí, esto parece una simple observación del paisaje, pero nada más lejos de la
realidad.
Ahora,
de nuevo analicemos y abramos la mente, recapacitemos y miremos lo que nos
rodea. ¿Qué es lo más común? ¿Quién nos acompaña? Y lo que es peor, ¿Quién nos
enseña, o mejor dicho, bajo qué directrices nos enseñan? ¿Robles o chopos?
Tristemente
hay una mayoría de chopos en todos los ámbitos, aunque me voy a centrar en el
arte en todas sus disciplinas.
Ese
árbol rápidamente nos manifiesta su esplendor, llegando a una altura
considerable en pocos años, pero puede llegar a ser muy frágil y una fuerte
ráfaga de viento lo puede tronchar o tirar al suelo, ya que sus raíces no
llegan a gran profundidad. Su hoja caduca nos podría hablar de su debilidad y
sobre sus cambios continuos. Su madera mediocre nos revela el final.
¿Quién
eres o a qué pretendes llegar? Yo me quedaría con el roble o la encina, árboles
lentos de crecimiento, de fuertes raíces, robustos, perennes y de madera dura.
¿Por
qué viene todo esto? ¿Aún no diste con ello? No, no estoy bajo influencias de
ningún psicotrópico, simplemente, a veces me paro a pensar.
Ese
artista (chopo), está en numerosos lugares y ha surgido como un resorte en
nuestras vidas. Ese artista, cuyas raíces son mediocres, crece muy rápido, en
un suelo blando. Ese artista, que pierde todos los años sus hojas, va a merced
del viento, pero sí, crece muy rápidamente. ¿Qué buscamos, crecer así, o llegar
a dar un fruto honesto con el tiempo?¿No os parece que hay demasiados “chopos”?
De
crecimiento lento es el roble o la encina, paciente, vislumbrando lo que le
rodea, asentados sobre un terreno firme y aferrándose a él con fuerza, pues es
consciente que su base lo es todo. Años, muchos años son los que tiene que
esperar para llegar a ese esplendor que los chopos consiguen mucho antes. Pero
amigos, cuando hay tormentas o cuando la sequía llega, los que resisten son
ellos, el roble y la encina. Ellos son los que tienen una base firme, los que
han crecido sin prisa y los que con su porte son capaces de cobijar a tantos.
Ese
cobijo lo podemos ver en los chupones que crecen a la sombra de los árboles.
Esos brotes que surgen de las raíces se alimentan de lo que le proporciona su
progenitor, y estos recogerán sus enseñanzas.
Por
supuesto que la naturaleza nos muestra todo esto, y por supuesto, siempre hay
excepciones, chopos formidables y robles mediocres.
Tan
solo hay que pararse a pensar y observar la vida para recoger sus enseñanzas,
así que, intentemos aprender desde el principio, dar una oportunidad a la
cultura y a las humanidades, sin prisa, reconociendo el pasado para vivir un
presente pleno.
Cuando
camines no solo veas lo que te rodea, mira, observa y analízalo, pues la
naturaleza es sabia y deberíamos estar agradecidos con sus enseñanzas. Ve más
allá, guíate por tu corazón, tus instintos y camina, camina…
Todo
llega si eres constante, si amas lo que haces y no prostituyes tu trabajo. No
esperes regalos envenenados y sube la escalera peldaño a peldaño, porque solo
así podrás algún día tocar el cielo.
Stairway to Heaven - Led Zeppelin
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