Caminar
es una de las actividades más gratificantes que puede hacer el ser humano.
Además de ser gratis, es saludable tanto para el cuerpo como para la mente.
Pudiéndolo hacer en compañía o en solitario, en numerosas ocasiones me quedo
con esta última, pues estar tú solo con el medio que te rodea, hace que abras
la mente y contemples aspectos que habitualmente no puedes percatarte cuando
vas en un vehículo o acompañado.
Tú
solo frente al entorno, mirada alta, analizando la ciudad y a sus habitantes. Eres
uno más, un caminante como otro cualquiera, compartiendo en tu mente lo que
ves, tus ideas y preocupaciones.
A
pie, eres dueño de tus movimientos y la mirada acompaña tus pasos, observas
bajo ellos el suelo, las aceras, pavimentos de todo tipo, suciedad, deterioro, papeles
y excrementos de perro. Todo esto es no es casual, y en gran medida está
provocado por el hombre.
Cuando
salgo a caminar, cerca de mi casa, una de esas zonas urbanizadas en la etapa de
la burbuja inmobiliaria, he encontrado algo, que me ha hecho pensar.
Mirando
ese suelo que piso, observo a diario las baldosas de cemento que cubren las
aceras de mi barrio. Muchas de ellas están rajadas, deterioradas por la
erosión, las heladas, y por supuesto por la baja calidad de las mismas y su
dudosa buena colocación.
Están
ahí, todo el mundo lo puede ver, ¿pero qué es lo que ven?
Es
curioso, las zonas más deterioradas son las que están en pendiente, desconozco
la razón, y a decir verdad, no he parado a analizarlo en profundidad. Yo lo que
veo, a primera vista, son líneas dentro de un cuadrado de 33x33cm, que forman
unas composiciones realmente bellas. Líneas y desconchones casuales que se
convierten en arte urbano, silenciados por baldosas en buen estado.
Analizándolas
de una en una, podréis ver animales, personas y más cosas que vuestra
imaginación os lo permita. Es un ejercicio realmente interesante.
Podéis
decir que estoy loco, que se me ha ido la pinza, o que tengo una paranoia
mental de libro, estáis en vuestro derecho, yo, donde otros no ven nada, mejor
dicho, donde otros no se paran a pensar o imaginar, intento sacar algo positivo
y llevarlo al mundo de la creación.
Formas
creadas a raíz de unos años en los que se construía a lo bestia, sin ningún
miramiento, con malos materiales y operarios mal formados, sin pararse a pensar
que un día, la burbuja estallaría.
Casi
todas las baldosas rotas, como decía anteriormente, están en pendiente, como
sucedió con la burbuja, no se limitaron a seguir un urbanismo coherente,
horizontal y pensado, sin darse cuenta, que al final todo lo que sube baja, y
que no es muy bueno que digamos, escupir hacia arriba.
Este
es el resultado, amigos míos. Aspectos urbanos, que algunos que nos dedicamos a
este mundillo creativo hacemos nuestros, gracias o por culpa de unos años
difíciles. Cosas que otros no ven, y cuando están reflejadas en un soporte,
valoran.
¿Volvemos
a ser meros intermediarios entre un entorno que todo el mundo tiene la
oportunidad de ver, y el público?
Por
mi parte, este es el comienzo de un estudio para una serie de trabajos, que
espero se conviertan en acero próximamente.
Un
paseo te obsequia con unas imágenes, poniéndose la fotografía, al servicio de
la escultura.
Hola Santiago:
ResponderEliminar¿Llegaste a ver mi colección de "pinturas" urbanas?
Aquí tienes el enlace.
https://www.youtube.com/watch?v=HDVb8BhEN_E
Interesante, Javier, muy interesante. Buena observación y buena música. Te lo robo, pues viene que ni pintado para el post. Un abrazo
EliminarEncantado. :-)
ResponderEliminarUn abrazo.